lunes, 11 de junio de 2007

Delirios crecen...


Cuando la penumbra asoma su impudicia con rostro altivo,
pienso que debo correr a tu imagen de doncella que escrutina
con bailes de amor, en mi alma arcana en su recóndito arcanismo.
Su rostro-que carga una pena de muchos-pretende crear en mí
una cobardía de antaño que-a mi pesar-forjaba incertidumbre
como la cosecha de trigo se extiende por el campo bajo el sol.
Empero, caminando entre multitudes, con las manos abigarradas
he dejado tomar un paseo a la altivez que se constituye
en serias, pero poco válidas razones, en algún lugar que yace
furtivo e impeditivo, al entregarse al goce que me das como
aperitivo de la absoluta plenitud de estar a tu lado…
Bien dicho esto, me entrego por consiguiente a recavar
ésta antología de recuerdos y sensaciones, que conllevan al
explorar cada rasgo de tu ser, con la más precisa de las
labores hechas tal vez por aquellos de pluma en mano
y rostro hacia el cielo.
Sí… texturas, olores, colores, sabores…
Delirios crecen con vigor a travez de éste, mi segundero
de bolsillo, que mórbido se halla en una penumbra tratando de apaciguar
mi demencia ceremonial de ver el tiempo en que, me posees a cada
bocanada de aire que, hurto sin pesar con infantil gentileza.
La sombra del día, tan sólo quebrantada por la beatitud de la lluvia
te trae a mí, entre una imagen impúdica de Picasso, y una alegoría al amor de Benedetti.
Sólo un nombre viene a solas rasgando este cielo, abriendo paso al que hacer
y tomando al trajín por asalto… Karla… llegaste a mí entre las arcanas
líneas de Sagot, entre imágenes seductoras de Munch que te declaran Musa.
Inmortalizar la plenitud de tu grandeza deja secuelas en mi alma,
que no compuestas por el haber existente, torna el panorama en un hecho
casi metafórico de mi compromiso con la verdad absoluta y relevante de
mi compartida dicha a tu lado.
Demos paso a la demencia y locura,
dejemos que copulen en una hermosa armonía
al ir y venir de los días, engendrando años de unidad
al son de un solo nombre… Karla… dadora de vida para
Sirius y Aldebarán… Musa en mi final…

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