jueves, 27 de diciembre de 2007

Agrupar las soledades...



Un abnegado mar de soledades…

basto, absoluto, intrínseco…

donde mis vagos andares se refutan enérgicos,

mis confesiones se hacen continuas

sin prejuicios ni antelaciones.

Donde los telones que viven siempre abajo,

exponen en concreto las ambigüedades

más arcanas que florecen en mis ilusiones

al ser expuestas, bajo absurdas miradas

de la ajena memoria dominante.

Porque sí… las soledades exponen, denotan,

agudizan mis rostros, paralizan por un momento

los encantos, me condena a buscarte en

los confines recónditos de tu esencia…

Esencias las hay, tal vez, en magnitudes multicéfalas,

pero solo una me lleva a depurar mis pensamientos,

a recurrir a los versos escondidos entre páginas

polvorientas de amarillo color, a tomar de un suspiro

las letras que nunca pienso y a callar mis urgencias.

Un pensamiento bifurcado me atiende y mi rostro ramifica

las sesiones sobre ti,

asediando paulatinamente

con implacable paso mutilador las ansias vestidas

de un pudor encantador, que me lleva solo a

las sombras de este vació cuando estoy sin vos…

Con violencia de muerte, me retraigo en mi austeridad,

Con balbuseantes pasos recorro una magna soledad,

Ya sin manos que me apoyen, sin esas imágenes de tiempo

Que me llevan a levitar sobre espacios de malos augurios

Y me impiden pronunciar los versos de encanto multicolor,

Ya mis besos no piensan en otros labios,

Ya la brisa retorna una y otra vez para acariciar tu imagen

Que vive perennemente en la mía…