jueves, 19 de julio de 2007

Un Poeta Errante... (primera parte)


En una cavidad del alma, tan diminuta tal vez como la energía emergente
de un sueño clandestino, trazando pausadamente retazos de soledad y lejanías
sedientas por el encuentro con el venidero porvenir que clama postergar
el arribo a casa para saborear esa ausencia monótona e inconfusa
que es el andar somnoliento del olvido…
Es ahí… donde ramifica mi razón ascendiendo por riscos que se estremecen entre palpitos
estruendosos que irrumpen la travesía magistral solo para darse en presencia y
no ser olvidada en el fin de la alegoría que esgrime sueños entre fortalezas de paso.
No queriendo ser raptado por las injurias, recobro el aliento en una pausa
y sin escrúpulo me detengo de súbito a contemplar hazañas que
- formando un torbellino en mi entorno- me toman entre caricias carentes de verdad
y me entrego al recuerdo absoluto que viaja por entre las voces de mi soledad que espera
ser saciada de esa singular plenitud.
Consumar tu semblanza, impugna sabiduría a mis raídas fuerzas que
se deleitan con pasión ante la odisea errante de dar voces de victoria
en el lecho que espera arcano entre las lumbres codiciosas.
Habiendo retomado el camino, penetro el oscuro umbral de bastos álamos
que tomados de las manos, danzan y celebran la conquista que aún atañe mi frente
y despierta grandes alegorías a las flores del camino, todas en coro
pronunciando el nombre de la desconocida Musa sobre los compases lisos y
tersos del eco resonante de todos mis pálpitos…
Divago entre tenues luces azuladas que difunden un lisonjero alivio
a la confusa soledad que sin mas oficio, se hace obstinada en presencia
con el fin de estar en el lugar que le corresponde como nodriza de
los soñadores y desconsolados alquimistas del alma; hacedores de
hechizos prismáticos, ilusos conversadores con la soledad, dueños de una
casta ingenuidad que siendo ajena a pociones y sortilegios, se abruma
absorta en el ir y venir del humo errante de habitaciones olvidadas.
Un paraje creado de plumilla, me trae de nuevo a exhortar al ser que
proclamo en este viaje sin fin… a recavarlo a ras de de este suelo…
bajo esta frondosa infinidad del alma…

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