Como tu manto , es sin fin una basta inmensidad,
Tomaré de mis sueños de tiempo una pausa de años,
una pericia de tu milenio,
el alfa magnánimo de tus ojos que resucita en mis cabales…
Me encuentro explorando esos días de años,
las infantes persecuciones de tus
ilegibles espejismos,
los misterios y los remanentes fusionan,
enaltecen, convocan
a mis razones, viajas en mis cartas silenciosas,
mis manos oscurecen mi rostro del tuyo,
quisiera difuminar mi vida en instantes,
escuchar el llamado universal del latir,
esparcir sobre el viento mis convicciones
y recorrer la intemperie asolado de mis males
para así entregarme sobre tu pecho.
Mil reflejos danzan en mi habitación,
mis pálpitos ingenuos
se regocijan a cada campanada incierta de tu llamada,
convierto mi hogar en una ilusoria bastedad de ansias…
hago que mis manos se entrelacen en plegaria;
retumba mi alma, mis abismos se detienen,
conservo un escalofriante espasmo dentro de mí…
Mis ojos se ciernen ocupados
sobre sombras de un tenue frío de todos los inviernos,
las caricias soplan desolados silencios,
gélidas lágrimas esperan
ausentes tras las puertas;
mi alma sobre mis manos ya pierden tu cartografía…
Retumbo sobre mis males,
me he sabido martirizado desde hoy y hasta hoy,
me convoco alrededor de mis años,
y mis antologías se abren paso,
librándome así de perderme
en las cartas de los que fueron antes.
Silenciados, mis señores me acogen
entre cantos que retomo como risas macabras…
Parece que sucumbo ante la ira,
mas me encuentro de nuevo
al contemplar tu cartografía…
Tomaré de mis sueños de tiempo una pausa de años,
una pericia de tu milenio,
el alfa magnánimo de tus ojos que resucita en mis cabales…
Me encuentro explorando esos días de años,
las infantes persecuciones de tus
ilegibles espejismos,
los misterios y los remanentes fusionan,
enaltecen, convocan
a mis razones, viajas en mis cartas silenciosas,
mis manos oscurecen mi rostro del tuyo,
quisiera difuminar mi vida en instantes,
escuchar el llamado universal del latir,
esparcir sobre el viento mis convicciones
y recorrer la intemperie asolado de mis males
para así entregarme sobre tu pecho.
Mil reflejos danzan en mi habitación,
mis pálpitos ingenuos
se regocijan a cada campanada incierta de tu llamada,
convierto mi hogar en una ilusoria bastedad de ansias…
hago que mis manos se entrelacen en plegaria;
retumba mi alma, mis abismos se detienen,
conservo un escalofriante espasmo dentro de mí…
Mis ojos se ciernen ocupados
sobre sombras de un tenue frío de todos los inviernos,
las caricias soplan desolados silencios,
gélidas lágrimas esperan
ausentes tras las puertas;
mi alma sobre mis manos ya pierden tu cartografía…
Retumbo sobre mis males,
me he sabido martirizado desde hoy y hasta hoy,
me convoco alrededor de mis años,
y mis antologías se abren paso,
librándome así de perderme
en las cartas de los que fueron antes.
Silenciados, mis señores me acogen
entre cantos que retomo como risas macabras…
Parece que sucumbo ante la ira,
mas me encuentro de nuevo
al contemplar tu cartografía…